"Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura, en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infalibles y máquinas de conformismos."
Julio Cortazar, Rayuela, capítulo 73.
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martes, 27 de marzo de 2012

Antonio Tabucchi In memoriam

"Sostiene Pereira que le conoció un día de verano..."

Fotogramas de la película "Sostiene Pereira" (Roberto Faenza, 1995), adaptación de la preciosa novelita de igual título de Antonio Tabucchi. Mastroianni borda en esta película uno de sus últimos trabajos para el cine.

"... Lo metió en la maleta y cogió el retrato de su esposa. Te llevaré conmigo, le dijo, será mejor que vengas conmigo. Lo pusoi con la cara hacia arriba, para que respirara bien. Después echó una mirada a su alrededor y consultó el reloj. Era mejor darse prisa, el Lisboa saldría dentro de poco y no había tiempo que perder, sostiene Pereira."

Leí hace muchos años las "hipocondrías, insomnios, impaciencias, desazones" de las breves páginas de lo que considero una auténtica joya, las "astillas a la deriva, supervivientes de un todo que nunca ha existido...", recogidas bajo el sugerente título de "Los volátiles del Beato Angélico". Inicié un camino nuevo para mí y desde entonces he vuelto con placer a Tabucchi siempre que he podido.

Del blog letrasminusculas copiamos estas hermosas palabras:

Antes de afeitarse el bigotito, Antonio Tabucchi (Vecchiano, 1943) se parecía un poco a Fernando Pessoa. Llevaba gafitas redondas y parecía un ser inofensivo e insignificante, apenas un contable pacífico y esforzado. Cuentan que a Tabucchi le cambió la vida un viaje: un día, cuando era muy joven, se cogió un Fiat 500 y se marchó a Portugal. Desde entonces le obsesionó la incierta luz de Lisboa, a veces desafiante y a veces triste.

Muchos españoles conocimos a Tabucchi cuando se inventó aquel monumento literario sobre un viejo, escéptico y cansado periodista portugués, Pereira, que un día, para su propio asombro, se descubrió valiente, ético, invencible, casi gigantesco. ‘Sostiene Pereira’ fue traducido a cuarenta idiomas, vendió millones de ejemplares y cautivó a medio mundo…, pero el auténtico Tabucchi ya estaba condensado(incluso ferozmente condensado) en un puñado de obritas anteriores, minúsculas e insondables: en los bellísimos renglones del ‘Requiem’ o del ‘Nocturno hindú’ se deslizaba un autor original, sutil, profundo y evocador.

Estas novelas, tan breves que parecen esencias, rompen incluso con su primera obra (‘Plaza de Italia’), que aquí llegó muy tarde, haciendo un pequeño lío bibliográfico a sus seguidores, y que todavía resultaba demasiado tributaria del realismo mágico, como si don Antonio, al principio, hubiese querido convertirse enel García Márquez de las villas toscanas.

Antonio Tabucchi murió el domingo en Lisboa. Los obituarios hablaron de los premios que obtuvo, del triunfo arrollador que cosechó su ‘Sostiene Pereira’, de sus últimas batallas contra Berlusconi. Yo, en cambio, les propongo que vayan a una librería (o a una biblioteca) y cojan alguna de esas novelitas que precedieron a su enorme éxito de ventas y que aquí, en España, se publicaron de tapadillo. Disfrútenlas a sorbos lentos, sin reloj, sin siquiera pretender entenderlo todo.

lunes, 26 de marzo de 2012

Si Belles... Si elles. El amor y las mujeres

Caramel (Nadine Labaki, 2007)

Las mujeres y el amor... Entrañable esta pequeña obra de arte de una mujer, una bella mujer. El amor vivido por mujeres diferentes en un país con una cultura en la que es difícil para una mujer ser homosexual, es difícil para una mujer vivir libremente la sexualidad, es difícil para una mujer mantener una relación amorosa a ciertas edades. Todo es mucho más difícil para las mujeres. En Líbano y aquí.



Pero hay una forma de hacer las cosas que es de mujeres... enfrentar aquello contra lo que no se puede luchar con resignación positiva, buscando cartas de amor en los papeles tirados por la calle, consolándose con los sueños, haciéndose un cosido de urgencia, riendo y comiendo una tarta que nunca comería su destinatario, arreglando el peinado de aquel oscuro objeto del deseo... respuestas diferentes pero casi siempre aceptadas de forma positiva.

Al letrero del Salón de Belleza en el que trabajan algunas de estas mujeres se le ha caído la "B" haciendo que su nombre sea ambiguo "Belles"? o "elles"?

sábado, 17 de marzo de 2012

de guerras y soledades

Aleksandra (Alexander Sokurov, 2007)

La rutina de la violencia

Una abuela que visita a su nieto, oficial del ejército, pasea por un campamento militar. La rutina de la guerra, el absurdo de la guerra… En el campamento militar, entre tanques y disparos, a muy poca distancia de un pueblo arrasado por las bombas una abuela se encuentra con su nieto, con lo único que le queda en la poca vida que sabe que le queda. Su nieto es capitán del ejército, le muestra sus armas, le enseña sus tanques y le cuenta sus acciones de guerra. Ella, que conoce bien la violencia, escucha y se esfuerza por entender.





En el pueblo destruido por "los suyos" encuentra a otra mujer sola como ella que le dice: "los hombres pueden ser enemigos, pero nosotras somos como hermanas". Violencia, guerra, odio… ¿son cosa de hombres?

Hemos construido un mundo de hombres y para hombres y los valores que se consideran buenos y bellos para los discursos los asignamos a las mujeres, mientras que los valores que de verdad creemos que hacen andar al mundo los asignamos a los hombres. Los valores que culturalmente consideramos femeninos, paz, amor, comprensión, solidaridad… son los que se utilizan para hacer bonito, para que suenen bien, para vender mejor… Pero los valores de verdad, los que funcionan en este mundo son progreso, lucha, desarrollo, objetivos, eficacia, eficiencia, efectividad, iniciativa, competitividad, ganancia, riesgo, valor…, valores que se materializan en guerra, odio, violencia…

Sin embargo, Sokurov nos muestra también en su película, en medio de una situación tan absurda como la propia guerra, la soledad, la vejez, el miedo, la necesidad del otro… "quiero tener a alguien a mi lado, no soy buena estando sola…" Hombres de guerra, que matan y mueren, pero que abrazan, lloran, tocan y sienten…

¿Será la soledad, la necesidad de los otros, el origen tanto del amor como del odio? ¿Es capaz de amar quien es capaz de matar? ¿Es capaz de odiar quien es capaz de amar y de ser amado? Así somos los humanos, hombres y mujeres que odiamos, que amamos, que nos necesitamos y que nos rechazamos...