"Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura, en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infalibles y máquinas de conformismos."
Julio Cortazar, Rayuela, capítulo 73.
This text will be replaced by the flash music player.

Buscar

martes, 27 de noviembre de 2012

Volcanes


Rúnar Rúnarsson, Eldfjall (Volcán), 2011

Una historia de tristeza, amargura, desarraigo, y de vacío absoluto

 

El volcán que expulsa a una familia de su pequeña isla les expulsa también del entorno seguro, acogedor, en el que se adentran las raíces de las personas y de las familias. El desarraigo de quien pierde todas las referencias, que se sumerge en una ocupación degradante en la que para ser alguien tiene que "hacerse respetar", tiene que "hacer que le teman" y que le convierte en un ser amargado, desgraciado y sobre todo vacío.


Un ser que hace sufrir a quienes más quiere o quería. Una persona amargada que amarga lo que le rodea y que no encuentra ninguna salida a su amargura porque no sabe donde está, qué tiene, qué le pasa. Su vida se va vaciando hasta que llega a estar totalmente vacía.


Un hecho traumático, duro, difícil es la ocasión para que salgan otras cosas de dentro de esta persona amargada, sola, triste, abandonada por todos pero sobre todo por ella misma. El volcán siempre está presente en la vida de algunos. El volcán que nos expulsa de nuestra tierra, de nosotros mismos y el volcán que nos empuja hacia nuestra tierra y hacia nosotros mismos.


Lo que cuesta entender es cómo un joven de tan solo 35 años, Runar Rúnarsson, ha podido abordar una historia como ésta y hacerlo con tanta sensibilidad. Ha debido de tener experiencias difíciles, o al menos ha debido de ser testigo de ellas en otras personas durante su corta vida.










sábado, 3 de noviembre de 2012

Je t'aime... d'amour!

Pobre Ugolin... que buscó su fortuna haciendo desgraciados a otros, casi sin quererlo pero sabiendo que lo hacía, que en el mismo pecado tuvo la penitencia y que amó "de amor" a quien le despreciaba, a quien tanto daño había hecho y a quien quiso ofrecer la reparación del mal cuando ya era demasiado tarde.

Pobre Galinette... y pobres Manon, Papet,  Jean de Florette, pobres gentes vapuleadas por la costumbre de callar, por la costumbre de despreciar a los forasteros, por la costumbre de odiar a los vecinos, por la costumbre de engrandecer el linaje... vapuleadas por una tierra dura y áspera en la que el agua llega a ser una obsesión... El agua de las colinas...

 Ugolin en la segunda parte de la película de Pagnol (1953)


Marcel Pagnol hizo una larga película, que dividió en dos partes, a comienzos de los años cincuenta, "Manon des sources". Algunos años más tarde, Pagnol convirtió su película en una novela, también en dos partes. "L'eau des colines I, Jean de Florette" y "L'eau des colines II, Manon des sources".

Si Pagnol convirtió en novela su película, en 1986, Claude Berri convirtió en película la novela de Pagnol. Dos películas que correspondían con gran precisión con las dos partes de la novela de Pagnol.


Yves Montand y Daniel Auteuil encarnan magistralmente al Papet y a Ugolin.
 Una joven y guapísima Emmanuelle Béart encarna a Manon, la pastora de las colinas,
la hija de Jean de Florette

 Pobre Ugolin...

Portrait von Ugolino della Gherardesca; Stich aus Lavaters Physiognomischen Fragmenten.
Johann Caspar Lavater: Physiognomische Fragmente. 1775-1778.
Ugolino della Gherardesca, conde de Donoratico, fue un noble y comandante naval de la ciudad italiana de Pisa que vivió en el siglo XIII. 
Este personaje debe su fama a Dante, que en su Divina Comedia lo sitúa en el último círculo del infierno (cantos XXXII y XXXIII). En un terrible pasaje que el poeta inglés Walter S. Landor califició como las treinta mejores líneas de toda la poesía, se ve al conde Ugolino mordiendo la cabeza del obispo Ruggieri.

En la Comedia, Ugolino explica a Dante como los prisioneros murieron lentamente de inanición, y antes de morir, sus hijos le pidieron que se comiera sus cuerpos («Padre: más corto será el duelo si comes de nosotros: Tú que vestiste nuestra carne, desnúdala si quieres»). Finalmente, Ugolino dice que «el hambre pudo más que el dolor». Así, de la frase deliberadamente ambigua puede entenderse que el conde murió de hambre antes que de pena, aunque la interpretación más popular es que Ugolino acabó comiéndose los cuerpos de sus hijos y nietos. Por este motivo, se le conoce como «el Conde Caníbal», y a menudo se le representa mordiéndose sus propios dedos.